
Aunque, siendo muy “triste” lo que está aconteciendo en estos últimos meses a causa del coronavirus, las muertes, las pérdidas económicas, de empleo, etc…, se ha constatado fehacientemente que los niveles de contaminación han caído en picado debido al estado de alarma y el consiguiente confinamiento y parón en la actividad industrial, así como en el tráfico, tanto de vehículos como de barcos y aviones.
Así mismo y en consecuencia, la fauna y la naturaleza en general, han disfrutado de un respiro, aunque “tristemente” será breve, ya que en el momento en que los humanos volvamos a nuestra “nueva normalidad”, esta “tristeza” *(contaminación) volverá a adueñarse de TODO.
Es por eso el uso reiterado de la palabra “triste”, tanto en el título como en las rimas de este soneto.
TRISTE
Las nubes nos observan, gesto triste,
y es fugaz su mirada de esperanza
después de pocos días de esta andanza
volverán a mezclarse en humo triste.
–
Y su hermana, la luna, mira triste
y es que tiene una sublime añoranza,
que la luz se refleje, de su panza,
en azul cielo y no en grisura triste.
–
Y el pájaro que allí en su rama trina
jalea a la paloma, su vecina,
y olvida aquellos días, negros, tristes.
–
¡Qué lástima! Que todo sea reflejo
de un mundo que se mira en un espejo
y en breve volverá a sus días tristes.
Beatriz Barragán fernández © 7.5.2020
