Por vivir a mi lado no pagaste
ni el más mínimo peaje, compañero,
no hablo en absoluto de dinero,
la fe que puse en ti la traicionaste.
–
Fuiste un sueño liviano y pasajero
pesadilla de mi alma a ti entregada,
sufrir como cambiaste de jugada
apostando a equipaje más ligero.
–
De aquellos compromisos adquiridos
te despediste, consciente, a la primera,
pasando del ensueño a la quimera.
–
Y amores convertidos en olvidos
nos tuvieron un rato entretenidos
a cambio de olvidar la vida entera.
Beatriz Barragán Fernández © 1.5.2020

