En este caso hemos «jugado con la décima» improvisando una manera lúdica de hacer la décima que consiste en seguir una línea argumental de manera que cada cual teniendo en cuenta el último verso del otro crea su propia décima.
Una especie de «pie forzado» pero a la inversa, forzándose a comenzar la siguiente décima con el primer verso igual que el último del compañero.