Un mes en nuestras casas confinados,
cuidándonos del rey que está ahí afuera,
viendo pasar la vida por la acera,
penando por los muertos no llorados.
La tremenda pandemia ha “alborotado”
a la “clase” política, que alberga,
esperanzas tan falsas que, en su jerga,
de curvas, picos y EPIS han contado.
Y aquí el común de todos los mortales
aguanta como puede, confinado,
mirando a través de los cristales.
Cómo sus vidas han hipotecado
al interés de un virus coronado
que va dejando muertos a raudales.
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Y estamos aplaudiendo en los guiñoles
al ejército verde de hospitales
que con armas escasas y retales
alzan nuestra bandera de españoles.
Caen presos de ese rey que nos gobierna
a golpe de matanzas inmorales,
nos defienden, mas no son inmortales,
escudos de papel, guerra moderna.
Derrocar a este rey absolutista
es la lucha que por Semana Santa
mantiene hoy desierta la autopista.
Y en el balcón la resistencia canta;
tenor, rockero y hasta cupletista,
a ver si majestad se nos espanta.
Beatriz Barragán © 12.04.2020

