Hola amigos, con el permiso de mi colega Ovidio Moré, he elaborado esta entrada en la que he escrito unas décimas como contrapunto a las escritas por Ovidio en su entrada «QUINTETO SIN NOMBRE» de su pirámide. Voy a utilizar las mismas y bellísimas imágenes de obras del autor Paolo Troilo.
Te agradezco tu generosidad al permitirme «republicar» lo escrito por ti con mi humilde aportación en forma de contrapunto.
Avatares del destino
se enredan en nuestros pasos
y todos son como ocasos
de soles en el camino.
El hombre es un inquilino
en esta tierra marcada
por la desidia y la espada
de la inconsciencia de otrora.
Si queremos nueva aurora
hay que empezar de la nada.
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Hay que empezar de la nada
para crear el reflejo
de un nuevo mundo complejo
blandiendo, del amor, la espada.
Dejando atrás la quebrada
sociedad de la desidia,
llena de odios y envidia,
llevándola hasta el olvido.
Hago a todos el pedido
de no dejar esta lidia.
Es cierto, la estrella está,
aunque el cielo nuble todo,
pero siempre encuentra el modo
de eclipsarse más allá.
Ya nunca me alumbrará
con los ojos del amor,
porque sembrado el temor
ha quedado en mi mirada.
Siento que no valgo nada,
que sólo fui un soñador.
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Si, solo fui un soñador
pensando que en esa estrella
vive la dama más bella
y le entregaré mi amor.
Mas, detrás del resplandor
de sus ojos azul cielo
temo morir de desvelo
si me niega una mirada.
Me perdería en la nada
si es que no muero en el duelo.
En este cielo transcribo
con letra de nube clara
que si en la lluvia bajara
la montaña yo derribo.
Con el pie sobre el estribo
galopo en veloz caballo;
gritando voy y no callo
porque callar me hace vil.
Atrás quedó lo servil,
ya nunca seré un vasallo.
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Ya nunca seré vasallo
de servilismo ninguno
yo entiendo de uno en uno
los valores que no callo.
Así pues es que me hallo
predicando mis deseos
que no aprendí en los liceos,
sino en las calles del mundo.
Ningún político inmundo
doblegará mis anhelos.
Espero la eternidad
como espero una palabra,
que surja al verso y se abra
tras cualquier adversidad.
La espero en la oscuridad
de los rincones vacíos
y la espero en los navíos
del corazón si zozobra.
La espero aunque sé que cobra
por todos los extravíos.
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Por todos los extravíos
en que la vida nos pilla
y se nos clava una astilla
por aquellos amoríos.
De los joviales estíos
llega el recuerdo al presente
jugando con nuestra mente
trayendo anhelos antiguos.
Que un verso los hace vivos
despertando de repente.
Hablé del horror un día
y tanto hablé que sentí
el horror dentro de mí
dejando el alma vacía.
Lo recuerdo todavía
bajando como un dolor,
y a cada paso un temblor
sacudía mis entrañas,
como si miles de arañas
crecieran en mi interior.
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Crecieran en mi interior
tejiendo una telaraña
que a mi corazón engaña
y acongoja mi valor.
Quisiera yo ser mejor
afrontar con osadía
con honor y valentía
los duelos que nos propone.
La vida , que nos perdone,
por temerla cada día.
Ovidio Moré © 16.08.2015
Beatriz Barragán © 30.08.2015
Beatriz Escribe - KauzeArt 
Excelente, gracias por compartirlo!
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Gracias a tí Elias Alejos, por tu lectura y tu valoración. Un abrazo.
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