CAPITULO III. LOS PRIMEROS MESES.


CAPITULO III. LOS PRIMEROS MESES.

Las horas transcurren demasiado rápido cuando estás bien en compañía de alguien. Eso siempre ocurre en la vida , que las horas felices parecen fugaces y las horas malas se hacen eternas, así como las esperas.

Si lo que esperas es algo deseado, no llega nunca y si la espera es para que termine algo bueno o para que llegue algo malo siempre pasa rápido el tiempo.

Realmente en la vida debemos intentar gestionar bien nuestros tiempos, porque es algo tan valioso el tiempo y que no tiene retorno, que no podemos permitirnos malgastarlo. Así pues, durante los próximos días , semanas y meses, Mario y yo aprovechamos bien nuestro tiempo, conociéndonos, saliendo, entrando, disfrutando de todo lo que podíamos compartir, un paseo, una jornada en la tienda, donde me acompañaba bastante, pues los primeros meses que estuvimos juntos no tenía trabajo, salir con amigos o solos, hablar y hablar…, a Mario le encanta hablar y a mí hablar con él.

También compartíamos mucho tiempo con mis hijos, con los que desde el primer momento tuvo una estupenda conexión, sobre todo con los dos pequeños. El es una persona muy activa y deportista, le gusta mucho jugar con los niños, en particular con Javier al fútbol y con Antonio hablar de cualquier asunto que le interese, que son muchos, política, diseño, arquitectura…Antonio también es un buen conversador y los dos hacen buenas migas.

Al principio salíamos juntos a correr por la playa, por las tardes cuando ya caía el sol y muchas veces después de cenar también íbamos a pasear agarrados por la cintura o de la mano, como adolescentes. Recuerdo una noche , después de unos quince o veinte días de estar juntos paseábamos por la playa charlando, contándonos cosas de nosotros, con tanta confianza desde un primer momento. Me parece que la transparencia en la pareja es tan importante y se aprecia cuando existe, entre ambos y por los que observan desde fuera, amigos, familiares e incluso extraños.

Estaba concurrida la playa, mediado el mes de Julio aproximadamente, mucha gente sentada en las terrazas, paseando, comiendo, fumando, tomando helados, mucha gente, observando unos a otros , los que paseaban a los sentados ,los sentados a los paseantes , los paseantes a los paseantes. Sí así es, muchas veces lo pienso, el hecho de observar a los demás es el entretenimiento de mucha gente, en lugar de ocuparse en sus propias cosas o en sus conversaciones, la gente se dedica a observar a los demás o , simplemente, a mirarles de arriba a abajo con un descaro maleducado. Y así me ocurrió a mi ese día, caminábamos juntos agarrados por la cintura , cuando , después de un rato, le comenté a Mario;

-Tengo la sensación de que todo el mundo nos observa. -¿No te ocurre lo mismo? -Si, me dijo. La verdad que estaba observando eso precisamente. -Hace rato que tengo esa sensación. Pensarán que hacemos buena pareja , dije. Y él, con ese humor increíble y esa cortesía que le caracteriza, contestó: -No, no es eso, seguro que estarán pensando: !!Que mina tan hermosa tiene ese viejo!!

Lo cierto es que, efectivamente todo el mundo nos observaba bastante al pasar y yo me sentía bien, no me sentía incómoda, porque pensaba dentro de mí que algo bello verían si nos observaban tanto y me sentía afortunada. Afortunada de irradiar algo interesante a los demás y de sentirme tan bien con la pareja que llevaba al lado como para conseguir ese “efecto observación”.

Aquellos primeros meses de relación fueron hermosos, como no podía ser de otra manera. Muy comunicativos, participando juntos en todo tipo de actividades y poco a poco formando un bello entorno “familiar” aparte de una pareja muy compenetrada y , porqué no decirlo, “feliz” desde un principio. Creo que aquellos días lo pensaba, pero hoy desde la visión de ya casi tres años sigo pensando que es, hoy por hoy, el hombre que me ha hecho más feliz en mi vida y más me ha querido y demostrado que me quiere y que está enamorado.

Poco a poco nuestra relación se fue asentando sobre bases sanas y fuertes, sobre experiencias compartidas, problemas y alegrías, diversiones y adversidades y siempre por encima de todo el respeto y la admiración del otro, que es algo primordial para poder amarse incondicionalmente.

Aquel primer tiempo juntos sí que pasó rápido , por hermoso e intenso, por feliz y deseado cada minuto que compartimos , vivimos, respiramos, sentimos y nos amamos. También hubo algunos momentos difíciles y adversos, pero siempre superamos con buen talante y humor , nunca discutimos amargamente y la comunicación y siempre el trato agradable primaba por encima de cualquier discusión. En el mes de Febrero de 2012 , siete meses después de aquella mágica noche de San Juan, Mario se vino a vivir conmigo.

Beatriz Barragán © 26.02.2014 CREATIVE COMMONS

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