FUNERAL

 

Que puedo decir yo de mi padre
que alguno de los suyos ya no sepa.
Que fue un gran compañero de viaje,
para cada persona que le tuvo cerca.

Por los suyos daba el alma entera,
atendió sin pereza toda demanda.
Arrancaba una sonrisa de los labios
de cualquier persona que le presentaran.
Era un arma que él siempre esgrimía,
la espada del humor fué su bandera.

Y otra bandera que hoy le acompaña,
la de su Real Madrid del alma, su merengue,
que tantas alegrías dió a su vida
hincha de pro donde los haya,
siguió sus pasos hasta el último día.

Corazón lleno, bolsillo vacío,
la generosidad hecha persona es lo que era,
jamás tuvo grandes propiedades,
solo una que llevó consigo,
un corazón tan grande que en su pecho
enfermó de amor un día.

De amor que nos mostró hasta el último día,
amor que derrochó toda la vida,
amor por su mujer, por su familia,
ese amor por su Pepi del alma,
su eterna compañera de viaje,
su esposa, su sostén, su enamorada
La quiso hasta el final como si fuera,
la novia eterna, su ángel de la guarda.

Cada día el beso no faltaba,
verlos juntos imagen de ternura,
pareja ejemplar donde las haya.

Podría pasar horas escribiendo
sobre todas las virtudes de Mariano
todos los buenos recuerdos que de él tengo.
Todos le conocéis y no hace falta que siga enumerando
y pido que le brindéis en mi nombre un gran aplauso.

Beatriz Barragán

Noviembre 2012

(Escrito para leer en misa funeral de mi padre , a la que no pude asistir)

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